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Alicante: Ser feliz en la marina alta.

Ansiamos que llegue el verano y los planes de playa se nos hacen cada vez más irresistibles. Mientras tanto, el Alicante marítimo es el lugar perfecto para disfrutar de las agradables tardes de primavera y del placer de comer en una mesa a la orilla del mar.

Asturias: Asturias de terciopelo.

Todos los que amamos el mar somos como los selkies, esos seres mágicos de la mitología irlandesa que no saben vivir lejos del océano porque se apagan. El principado es uno de esos rincones mágicos en el que siempre podemos brillar.

Bilbao: La montaña y el silencio.

"Para mí, la combinación perfecta para celebrar un nuevo año de vida está en el valle de Atxondo, en el Bilbao más profundo. Buena comida, paisajes de verdes intensos y la posibilidad de dejar pasar el tiempo frente al calor de la chimenea".

Comillas: Nostalgia por el mar.

Volvamos a Comillas, la villa veraniega por excelencia. Con su marqués de Comillas, sus casas estilo indiano, su Perico Chicote, su Gaudí y su Capricho... Nada le falta a esta villa, donde “la elegancia es pasar desapercibido”.

Ezcaray (La Rioja): Nieva sobre Ezcaray.

"Volveré, porque a sitios como estos sabes que tienes que volver. Mientras tanto me queda el recuerdo de esos días bajo mantas de mohair, café caliente y libros por leer en este pueblo de La Rioja Alta donde sientes que el tiempo se ha detenido"

Lanzarote: De fuego y viento.

"Palmeras, cactus, tabaibas y aves del paraíso. Un lago verde, playas negras y arena roja; saturación radical por los cuatro costados y esa sensación indescriptible del tiempo detenido. Así fue mi viaje a Lanzarote, la isla mágica de Canarias".

Madrid: Las calles con las mejores coctelerías de Madrid.

Jorge Berlanga o Francis Bacon fueron dos de sus visitantes ilustres. Si ama los tragos cortos, la bohemia y los piscolabis calóricos —es decir, la coctelería— la calle de la Reina es su sitio. Su hogar.

Mallorca: Levante en Mallorca.

Artesanos que son cancerberos de la historia, calas inolvidables y una gastronomía que resume en sus bocados la ‘cuina de la terra’... Me declaro un enamorado de la isla mayor, ese rincón del Mediterráneo donde la luz llega hasta los huesos.

Ronda: Un día más en Ronda.

La Málaga de serranía tiene mucho que descubrir, y Ronda es una de sus joyas. Pero la ciudad soñada por Rilke y alabada por Juan Ramón Jiménez se lleva mal con las prisas y a las mil maravillas con el hedonismo más elemental. Disfrútela.

San Sebastián: Estrellas sobre Santa Clara.

Patria de mujeres fuertes, capital gastronómica del mundo y también esa gran alfombra roja que recibe año tras año a lo más destacado de la cinematografía internacional... Nada se equipara a San Sebastián.