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Essaouira
Hay un antes y un después tras visitar Essaouira. A solo 180 kilómetros de Marrakech emerge esta histórica ciudad costera que mira al Atlántico. Una de las más bonitas y auténticas de Marruecos. Los portugueses se enamoraron de ella y la bautizaron como Mogador, que significa “ciudad amurallada”. Los muros que levantaron para protegerla se preservan hoy casi intactos. Pasear por su medina, Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, es sumergirse en un universo mágico de aromas, colores, sabores...
La vida transcurre tranquila, pero sin pausa. Sobre todo, en el puerto, donde los pescadores van y vienen, desafiando las olas y el viento. Se respira un ambiente bohemio en cada rincón. En sus talleres de artesanos, en sus galerías de arte, en las estrechas calles donde, de cuando en cuando, resuena algún instrumento. La “Perla del Atlántico” te espera para disfrutar de sus aclamadas puestas de sol desde la muralla o desde su extensa playa. Y, ahora, con las nuevas rutas de Vueling desde Barcelona y Sevilla, lo tienes mucho más fácil.
Essaouira presume de una historia vibrante. Por sus costas pasaron fenicios, griegos, cartagineses y romanos, pero fueron los portugueses, en el siglo XVI, quienes construyeron un fuerte y una muralla y la llamaron Mogador. Más tarde, la flota francesa destruyó buena parte de aquel legado. En el siglo XVIII, el sultán Mohammed III (Sidi Mohamed Ben Abdellah) la reconquistó, rediseñó y reconstruyó con la ayuda de un arquitecto francés, creando una ciudad moderna de calles amplias y perfectamente trazadas, de ahí su nombre actual: Essaouira, “la bien dibujada”. Durante el siglo XX, floreció bajo el protectorado francés y renació con la llegada de artistas, escritores y hippies. Entre ellos, el guitarrista Jimi Hendrix. Su encanto cautivó también a Orson Welles, que la convirtió en escenario de la película Otelo, y a los creadores de Juego de Tronos.
La Perla del Atlántico
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Artesano trabajando la thuja - ©ONMT
Puerta de Bab el Marsa
Trazos de historia y arte
Los imprescindibles
Cómo llegar con Vueling
Festival Gnaoua - ©ONMT
Medina de Essaouira - ©ONMT
Puesto de especias en el zoco de Essaouira
Casas tradicionales con las ventanas pintadas de azul
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Skala du Port
Artesanías tradicionales
Festival Gnaoua - ©ONMT
Paseo a caballo en la playa de Essaouira
Pasear por Essaouira es perderse entre callejones llenos de color, donde los artesanos trabajan la madera de cedro rojo (thuja), la cerámica y la joyería amazigh. Entre tiendas y talleres, pequeñas galerías de arte invitan a descubrir el alma creativa de la ciudad. Pero si algo hace latir a Essaouira es su música: más de diez festivales al año llenan sus plazas de ritmo y mestizaje.
El más famoso, el Festival Gnaoua y de Músicas del Mundo, mezcla sonidos africanos, jazz, flamenco o reggae en un ambiente que recuerda al “Woodstock marroquí”. La energía de la Tagnaouite, identidad musical bereber, resuena por toda la medina, uniendo pasado y presente. Gracias a este espíritu abierto y vibrante, Essaouira fue nombrada en 2020 Ciudad Creativa de la UNESCO, consolidándose como un puente cultural donde tradición, arte y libertad se dan la mano.
La Medina de Essaouira es un laberinto de calles estrechas y casas blancas, con el característico azul que colorea puertas y ventanas. Aquí la vida espiritual, comercial y doméstica conviven en armonía. También las tres religiones: islam, judaísmo y cristianismo. La Puerta de Bab el Marsa o de la Tolerancia lo pone de manifiesto. Cuenta con símbolos de las tres confesiones: la media luna islámica, la estrella de David judía y la concha de Santiago. Desde la Plaza de los Granos parte el zoco principal, un lugar ideal para adquirir artesanía. Mientras que la fortificación Skala de la Ville, con sus cañones portugueses y vistas al Atlántico, es una parada obligada para tomar fotos de la ciudad. A menos de diez minutos a pie se abre paso la Mezquita Ben Youssef, y la Plaza Moulay Hassan, que invita a descansar con un té en una de sus terrazas. En la antigua judería, puedes visitar la sinagoga Slat Lkahal y la Casa de la Memoria Judía, para conocer más sobre esta convivencia histórica de culturas.
El Puerto de Essaouira conserva su esencia marinera, con redes secándose al sol, gaviotas sobrevolando los barcos y el aroma a pescado recién cocinado en recetas como tajines, pastelas marineras o cuscús. Desde la Skala del Puerto, el atardecer sobre el Atlántico regala una postal inolvidable, mientras las islas Mogador (o Islas Púrpuras) custodian la bahía, convertidas hoy en reserva natural. Sus playas, amplias y doradas, son el paraíso de los amantes del surf, windsurf o kitesurf. También de quienes prefieren un paseo a caballo o en camello.
Más allá del casco urbano, paisajes de arganes, thujas y dunas invitan a un turismo sostenible. En el cercano Valle del Argán, se esconde el único viñedo ecológico del país. Aquí se producen vinos siguiendo métodos respetuosos con el medio ambiente. Y se promueve el desarrollo rural a través de la viticultura responsable.
Essaouira es, en la actualidad, uno de los destinos más populares de Marruecos. A sus innumerables atractivos se suma su carácter asequible, tanto en tiempo como en dinero. Se trata de una escapada perfecta para un fin de semana. Disfruta del relax y ambiente bohemio alojándote en un riad tradicional o frente al mar. Un par de días son suficientes para recorrerla, aunque ten por seguro que querrás alargar tu estancia o incluso regresar.
Al fin y al cabo, se encuentra a menos de 3 horas de vuelo desde España. Con la aerolínea Vueling puedes encontrar vuelos directos desde Barcelona (2 horas y 50 minutos de trayecto) y desde Sevilla (1 horas y 40 minutos de trayecto).
Desde el momento de tu reserva, Vueling te lo pone fácil. Tendrás opciones como elección de asiento, cambios de fecha (por si surge algún imprevisto) y acumulación de Avios. Además, ofrecen servicio de Wifi a bordo y carta de snacks y bebidas para saciar tus antojos durante el vuelo.
Una vez en Essaouira, tendrás a tu disposición autobuses urbanos, taxis oficiales y alquiler de coches con Vueling Cars por si te animas a recorrer la costa a tu aire. ¡Vuela con Vueling y empieza una escapada inolvidable!
Sabías que...
Desde tiempos remotos, fenicios, cartagineses y romanos ya comerciaban por esta región atraídos por el tinte extraído de un molusco autóctono que habita las Islas Púrpuras, frente a la costa de Essaouira. Esa tinta púrpura que obtenían era extremadamente costosa, al punto que, en los tiempos de la Roma Imperial, solo el Emperador podía vestir prendas de ese color.
Curiosidades
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Vista a la muralla de Essaouira
Plaza Moulay Hassan
Islas Mogador o Púrpuras
Turista contemplando la medina desde un riad
Cabras subidas a un árbol de Argán
Cañones apuntando al mar
De puerto portugués a refugio bohemio
Artesanía y ritmos africanos
Entre los muros de la medina
Alma marinera y naturaleza salvaje
Nuevas rutas desde Barcelona y Sevilla
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