Todos los seres vivos necesitan agua para satisfacer las necesidades básicas en sus vidas. Pero, sobre todo, la necesitan para beber o regar. Los seres humanos también necesitamos agua para lavarnos y mantener nuestro entorno limpio, para generar energía, cultivar, criar animales y producir no solo comida y ropa, sino prácticamente todos los objetos que usamos a diario.
En pocas palabras: necesitamos agua en todos los momentos
de nuestro día a día.
El agua: la fuente de vida
¿Comenzamos?
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¡El agua es nuestra razón de ser!
El agua del cielo vale su peso en oro
El agua es el componente de la vida. Es la naturaleza, nuestro medioambiente, nuestro planeta. Estamos hechos de agua. Solo gracias
a ella florecen las plantas, hay una abundante cosecha y están sanos y se multiplican los animales. Sin agua no habría nada. Es la base de toda la agricultura. Veamos el importante papel que desempeña en la explotación.
Sin agua no habría explotaciones
Antiguamente, las viviendas, asentamientos y ciudades se construían a la orilla de fuentes de agua dulce, sobre todo ríos, donde las personas y el ganado conseguían agua potable. Esto permitía que las personas se dedicaran a la agricultura. Aunque todo ha cambiado mucho con el paso del tiempo, hay una cosa que sigue siendo igual: sin agua no habría explotaciones ni cultivo ni ganadería, porque la tierra seca no daría cosechas y las gallinas o vacas no conseguirían comida. Entonces no darían huevos ni leche. Y tampoco habría comida para las personas. Y así volvemos al punto de partida. El agua es simplemente indispensable en todas las formas de agricultura. Por eso debemos usarla con moderación.
¿Cada vez menos agua?
Al mismo tiempo, prestamos poca atención al agua. Nos parece normal que el agua esté simplemente AHÍ. Podemos dejarla correr todo el tiempo que queramos, porque siempre sale mucha más del grifo. Por desgracia, esta es una suposición errónea. Las reservas de agua potable en la Tierra están disminuyendo debido al calentamiento global, la contaminación resultante del desarrollo industrial y el consumo irresponsable de agua de las personas. Los científicos están dando la voz de alarma y advierten que nos enfrentamos a una sequía global. ¿Tiene que ser así? ¡No! Porque nosotros, las personas, podemos decidir. Está en nuestras manos cambiarlo. Así que, ¡comencemos!
¡No desperdiciemos más agua!
¿Cómo empezamos? El mejor lugar por donde empezar es contigo mismo, ya que un gran cambio global a menudo comienza con pequeños pasos. Ante todo, no deberíamos dejar correr el agua innecesariamente. También deberíamos tener cuidado con nuestra comida, porque no existiría sin agua. Seamos sensatos al comprar cosas, y dejemos de comprar aquello cuya producción cree una huella de agua muy mala como, por ejemplo, ropa. Y otra cosa: podemos recoger el agua de lluvia y darle una segunda vida. Nuestra tarea más importante hoy en día es recuperar el agua potable y crear reservas de agua. ¿Cómo podemos hacerlo? ¡En realidad es bastante sencillo!
… ¡recojamos el agua de lluvia!
Recoger el agua de lluvia es una excelente manera de ahorrar agua en la explotación. ¿Sabías que, si llueve durante tan solo 10 minutos, puedes recoger 180 litros de agua? Eso basta para tirar de la cadena unas 20 veces, hacer la colada 6 veces o lavar el coche 3 veces. Es bastante fácil recoger el agua de lluvia en la explotación. Por ejemplo, puedes instalar barriles o cubas o colocar cubos por el patio. También puedes invertir en un sistema de almacenamiento de agua adecuado. Se trata de un depósito especial de agua de lluvia que está conectado a los canalones mediante tuberías por las que el agua de lluvia cae del tejado.
La segunda vida del agua de lluvia
Recoger el agua de lluvia también ayuda a evitar la sequía en el patio de la explotación, el jardín y el hogar. El agua de lluvia puede utilizarse para regar hortalizas, frutas y flores. Además, no contiene ninguno de los compuestos dañinos que se añaden al agua del grifo (cloro, fluoruro). El agua de lluvia es por tanto «una amiga» para los productores de fruta y los jardineros. Recoger el agua de lluvia también es importante para mejorar el microclima local y para mantener los niveles adecuados de aguas subterráneas y, sobre todo, reduce el consumo de agua potable que, de lo contrario, se utilizaría con fines económicos. El uso del agua de lluvia tiene muchas ventajas: apoyamos la agricultura y horticultura ecológicas, proporcionamos a las plantas los nutrientes necesarios y, por último, aunque no por ello menos importante, también ahorramos dinero.
¿Sabías que hay una planta de tratamiento de agua en el tejado de la fábrica de Mannheim?
La planta purifica el agua utilizando la fotólisis en las plantas: el agua fluye por los sistemas de las raíces de las plantas y se purifica por filtración, adsorción y descomposición microbiana.
El humedal artificial contribuye a conservar la biodiversidad del centro de la ciudad de Mannheim y proporciona un hábitat para muchas especies de plantas y animales.
